
Todavía recuerdo aquella cerveza en el Social Club, cuando me miraba con cara de “si, si”, pensando en otra cosa… tardé tiempo en darme cuenta de que no es que no escuche, sino que simplemente, está imaginando la historia que está escuchando J. Me emborraché mil veces a su lado mientras ella hacía teorías sobre “¿porqué yo no?” à porque empecé a beber más tarde de las 12, porque cené algo que no se combina bien… ¿serán las burbujas? Se convirtió en mi talismán, y en mi garantía de una borrachera barata, jaja, ya que eramos como vasos comunicantes en cuestión de alcoholismo. En la transición a la amistad un “peperoni no”, combinado con un plantón en el medio de la calle de una ciudad desconocida, hizo que nos diésemos cuenta de que habíamos encontrado una amistad sin condiciones (la única que compensa a nuestras edades jeje).Más tarde, comidas en nuestra segunda casa, cine, confesiones sin forzar, risas de las desgracias de las otras, chistes malos, cafés matinales, paseos, consejos de trapitos, de cosméticos, karaokes, actuaciones cutres… que mas decir! Sólo que felicidades, y gracias por todos los momentos que me das al año. Espero que tomemos sol y sombra a pie de pista y sigamos compartiendo comidas de lunes y todo lo que nos queda!
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