Tras 2 vuelos sin retraso (sí, sí otra vez) llegué a Shangai a mediodía el domingo. Iriolas me estaba esperando y fuimos al "soho" de la ciudad, a unas tiendas super curiosas, masaje y cena rica. Recuperadas totalmente para empezar la aventura china.
El lunes decidí empezar bien: por el museo. Tras 10 minutos me di cuenta de que los chinos son muchas cosas buenas, pero no artistas. Me rescató una madrileña en Shangai :). Me llevó de comida con sus amigos y a recorrer la ciudad. Varias cosas me llamaron la atención:
- Cruzar "a la china", esto es, en rojo y con un chino de escudo
- Calles repletas de puestos con comida que ayudaría a cualquier dieta...
- Un parque con un puente en zig zag que, al cruzarlo, deja toda la mala suerte atrás
No es un lugar al que llegues y formes una opinión. No sabía qué pensar hasta que vi un templo en el medio de la calle con el fondo de rascacielos ochenteros con neones de colores ácidos...
Definitivamente, me gusta. No porque sea bonita, porque es gris y ruidosa, sino porque es diferente a todo lo que vi hasta ahora.
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