lunes, 29 de septiembre de 2008

Lunes 29 septiembre. El primer día que llueve

Qué bien ir a casa J. Me sentó genial aunque… ¡sigo sin estar preparada para este frio!!
El viernes hice reencuentro en la Consentida. Aunque parezca increíble, al final conseguimos el nombre de pila del dueño, ese gran hombre con patillas de rocabilli que se empeña en hacer como que no nos conoce… jeje. Después, un saludo a nuestros amigos italianos y reencuentros varios.
Al día siguiente no veía yo claro el momento boda, jeje, pero mereció la pena! Muy, muy divertida y el ambiente más que bueno. Era como estar en la peli de “las normas de la casa de la sidra”. Un día desconectada del mundo con amigos de siempre, justo lo que necesitaba.

Ayer, sin embargo, fue un día de sentimientos un poco mezclados. No quería venir. Era el típico día en el que le lloraría a mi madre para pedirle un justificante para no ir al cole (jeje, de hecho lo sugerí pero no tuve mucho éxito, jeje).
Mónico me acompañó al aeropuerto (gracias, familia J) y cuando estaba pensando en lo poco que me apetecía subirme en un avión rumbo al frio polar, vi a una chica de unos 15 años llorar desconsoladamente. Me hizo gracia porque no lloraba como alguien que está simplemente disgustado.
Estaba sentada encima de la maleta, con los brazos estirados hacia atrás y llorando con todas las fuerzas que tenía. Sin importarle que la estuviera mirando una fila entera de personas (por qué la gente se estresa tanto cuando no hay asiento asignados? Cabemos todos, no? No es como el cine, no hay sitios mucho mejores que otros…). Así que me acerqué a ella y le pregunté que le pasaba. Ayyy, amigos, a veces nos olvidamos de lo dura que fue la adolescencia. No es que los problemas sean más grandes, que no suelen serlo, sino que en esas épocas lo normal es que uno no haya aprendido el significado de relativizar o la gran verdad de que “todo se rompe, todo se pasa, todo se reemplaza…”. La levanté, le cogí la maleta, nos subimos al avión, y charlamos durante tres horas sobre una conversación de cinco minutos que la hizo llorar, al menos ayer, durante 3 horas seguidas.
Acabo de recibir un email con el asunto “tenías razón, gracias” y con una línea que me hizo sonreír.
relativizar: Introducir en la consideración de un asunto aspectos que atenúan su importancia
Si una niña de 15 años lo hace, yo tendré que intentarlo al menos. Será una buena semana :)
Besos!
sa

3 comentarios:

Carol dijo...

Claro que será una buena semana, y encima te acostumbrarás un poco más al frío y podrás venir a verme a mi pueblo en invierno. Si es que son todo ventajas!!!

Anónimo dijo...

y pq no nos cuentas un poco mas a fondo qué le paso a la quinceañera... era española? irlandesa? Sabes decir relativizar en ingles gaelico???

Campanilla dijo...

jaja, era de madrid, papona!